«Las bebidas energéticas funcionan como un parche para la falta de energía que no va a servir a largo plazo. El ‘acelerón’ puede provocar una adicción al plus de cafeína, taurina y extra de azúcar, aunque sea ‘light’. Además, en este último caso, estos productos estimulan la insulina al detectar el cuerpo un falso sabor dulce en el paladar, acarreando un bajón de glucosa», explica a EL ESPAÑOL Ariadna Fontanet, dietista experta en coaching nutricional.